La vida da muchas vueltas y en el mundo del fútbol da muchas
más. De invertir 15 millones en fichar al entrenador revelación a destituirlo
por uno de la casa y ganar la Champions. La vida del Chelsea también da muchas vueltas,
de ser un histórico empequeñecido y acomplejado a ser de los primeros que
juegan con petrodólares. Abramovich invierte y su alegría no dura ni una
temporada. Todo un mareo.
De trae por 15 millones a Villas-Boas, de regalarle sus refuerzos a destituirle en mitad de temporada por llevar al equipo ‘blue’ al ridículo. Intensidad es la palabra para la vida del Chelsea. Porque el
portugués lo más que hizo por Londres fue pasear su estilo burgués, sus
bufandas de estilo y su inexperiencia por un grande de Europa. De fútbol y resultados no se sabe nada.
El Chelsea con el agua en el cuello buscó su bote salvavidas
en Di Matteo, la antítesis de Villas-Boas, el ganar sin estilo, en definitiva,
el buscar resultados sin saber cómo. Los resultados llegaron y tras coger a un
equipo en una eliminatoria de Champions, que estaba medio perdida, a llevarlo a
conquistar la ansiada “Orejona”. Di Matteo dejaba indiferente a varias personas
pero paseaba de la mano con los resultados.
Quizás el error fue saber que Di Matteo iba a ser un pequeño
parche, hasta que otros grandes entrenadores viajaran a Londres para definir un
proyecto a largo plazo pero con resultados a corto plazo. Siempre se ha tenido
la sensación de que Rob tenía los días contados y eso a la hora de trabajar
influye, mientras tanto Abramovich seguía invirtiendo. 100 kilos por aquí… 100 kilos
por allá y altibajos deportivos continuos.
El primer derechazo llegó con la
humillación que el Atleti brindó al Chelsea en la Supercopa, después algunos
malos resultados en Liga contra el gran rival y por último la derrota de ayer
en Turín, todo esto ha servido para dejar KO a un Di Matteo con los ojos cansados.
El Chelsea va por el 9
en la cuenta de 10, su KO en Champions parece inminente (un empate entre
Shakthar y Juventus en la última jornada le deja fuera de la Champions) y la
destitución de Di Matteo ya es una realidad.
Abramovich necesita una solución porque hay posibilidades de
seguir en la mayor competición de Europa y tiene experiencia en contratar –véase Di Matteo el año pasado- al bote
salvavidas que necesita el equipo.
Puede que el magnate ruso busque un parche
para intentar salir del paso o directamente se decante (con una buena inversión)
en traer a un gran entrenador que pueda crear de este Chelsea “aventurero”, un
Chelsea fiable y estable.
Suena Pep Guardiola y Rafa Benítez, pero lo único que es cierto es que Di Matteo ya es
historia y deja tras su navegación una conquista de Champions y muchos desquiciados en el barco. ¿Conseguirá
Abramovich y el Chelsea encontrar a su equipo se salvamento?. Mientras sigue el hundimiento.
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