Mucha publicidad, muchas rayas pero muy poco orgullo. El escudo menguaba, el nombre del equipo que venía en el cuello venía en letras pequeñas y todo se empequeñecía. Ahora eso ha cambiado. Ahora los dos colores de la camiseta no se borran a la que los jugadores corren un poco, ahora los dos colores (que en realidad es uno) con el sudor se vuelven más vivos. Ahora el nombre del cuello viene en mayúsculas y el escudo se engrandece con el paso de los minutos.
Ahora la publicidad no es lo que llama la atención, ya no llama la atención Spiderman, ahora llama la atención el escudo. El orgullo que levanta. Porque ahora el escudo ha cambiado, junto al oso y el madroño se esconde el amor propio de un equipo. Un madroño sujetado por equipo y afición. Con esta camiseta sí se puede competir contra los de blanco. Todo ha cambiado. El denominador común es Simeone pero lo que les define es que son un equipo. Y en el Bernabéu se demostró. Tienen amor propio, luchan y corren por el compañero y la situación no les supera, la controlan y la dominan.
UN EQUIPO || Foto: eurosport.com |
Pero no todo es amor propio, el fútbol es más que eso, el fútbol es compañerismo, es táctica y calidad. Y todo eso lo tuvo el ATLÉTICO DE MADRID en el Bernabéu. La idea era clara, darle la posesión al equipo rico de la ciudad, si en la previa se le dio el favoritismo, en el campo se le dio la posesión. Y de ahí a plantear el partido: defender ordenados, todos a una y lanzarse a la contra. Como en la Supercopa de España y de Europa.
Ese era el camino a seguir, contra el Barcelona casi se consiguió y había que intentarlo contra los de blanco. Años atrás se había intentado de todo pero ahora todo ha cambiado. Y lo demostraron. No tardó el ATLETI en demostrarlo. Se agazapó, mordió a Di María y Filipe lo dejó todo en manos de Koke. En buenas manos. Aguantó, dejó correr a Diego Costa y filtró el pase de la victoria. Diego Costa no falló. El ATLÉTICO DE MADRID se adelantaba en el Bernabéu.
UN ESTANDÁRTE || Foto: eurosport.com |
Todo era color rojiblanco, de los de blanco no se sabía nada: tenían el balón pero tristeza en la camiseta, falta de ideas y se hundían en la defensa rojiblanca. Mientras tanto, el ATLETI seguía a lo suyo. Pudo marcar el segundo a balón parado pero las revoluciones de Tiago mandaron el cabezazo por encima del larguero. Otra más tuvo el ATLÉTICO DE MADRID pero prefirió llegar al descanso a su estilo, dejando el partido para el sufrimiento. No matar tan pronto que sino los atléticos no tendrían su dosis de sufrimiento.
Otros años, el 0-1 no iba a ser suficiente, los que visten como las novias marcarían, remontarían y el escudo atlético volvería a menguar. Pero esta vez no se iba a permitir eso. Vuelta a lo mismo, misma táctica y 45 minutos menos para hacer realidad lo soñado. Disciplina, amor propio y sufrimiento. Con Arda y Koke lanzando los contraataques, Tiago y Gabi ahogando a los de blanco y Diego Costa sodomizando a la defensa rival, todo parecía más cerca.
Foto: mundodeportivo.com |
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