domingo, 29 de septiembre de 2013

La camiseta ya no mengua

Con un Spiderman en el pecho, patrocinando “Dos Policias Rebeldes”, con KIA, con Huawei, con simplemente dos rayas anchas -una roja y la otra blanca- con líneas finas… en definitiva, miles de camisetas para competir contra los de blanco y nunca se han podido llevar con orgullo.

Mucha publicidad, muchas rayas pero muy poco orgullo. El escudo menguaba, el nombre del equipo que venía en el cuello venía en letras pequeñas y todo se empequeñecía. Ahora eso ha cambiado. Ahora los dos colores de la camiseta no se borran a la que los jugadores corren un poco, ahora los dos colores (que en realidad es uno) con el sudor se vuelven más vivos. Ahora el nombre del cuello viene en mayúsculas y el escudo se engrandece con el paso de los minutos.

Ahora la publicidad no es lo que llama la atención, ya no llama la atención Spiderman, ahora llama la atención el escudo. El orgullo que levanta. Porque ahora el escudo ha cambiado, junto al oso y el madroño se esconde el amor propio de un equipo. Un madroño sujetado por equipo y afición. Con esta camiseta sí se puede competir contra los de blanco. Todo ha cambiado. El denominador común es Simeone pero lo que les define es que son un equipo. Y en el Bernabéu se demostró. Tienen amor propio, luchan y corren por el compañero y la situación no les supera, la controlan y la dominan.

UN EQUIPO || Foto: eurosport.com
El miedo se perdió en ese día primaveral de Mayo. Llovió por la mañana pero por la noche los Dioses dejaron de actuar y se pusieron a admirar el esfuerzo y el amor propio de su discípulo argentino en la Tierra. Eso sucedió en Mayo pero ayer fue igual: lluvia por la mañana y admiración por la noche. Lo mismo que en Mayo: amor propio.

Pero no todo es amor propio, el fútbol es más que eso, el fútbol es compañerismo, es táctica y calidad. Y todo eso lo tuvo el ATLÉTICO DE MADRID en el Bernabéu. La idea era clara, darle la posesión al equipo rico de la ciudad, si en la previa se le dio el favoritismo, en el campo se le dio la posesión. Y de ahí a plantear el partido: defender ordenados, todos a una y lanzarse a la contra. Como en la Supercopa de España y de Europa.

Ese era el camino a seguir, contra el Barcelona casi se consiguió y había que intentarlo contra los de blanco. Años atrás se había intentado de todo pero ahora todo ha cambiado. Y lo demostraron. No tardó el ATLETI en demostrarlo. Se agazapó, mordió a Di María y Filipe lo dejó todo en manos de Koke. En buenas manos. Aguantó, dejó correr a Diego Costa y filtró el pase de la victoria. Diego Costa no falló. El ATLÉTICO DE MADRID se adelantaba en el Bernabéu.

UN ESTANDÁRTE || Foto: eurosport.com
Muchas veces anteriores el ATLETI se adelantó en campo rival y siempre había caído en saco roto. Esta vez, todo era distinto. Con el gol, las rayas rojiblancas crecieron, el escudo no iba a menguar y el esfuerzo de los muchachos del discípulo argentino avivaban el color que representa la camiseta atlética.

Todo era color rojiblanco, de los de blanco no se sabía nada: tenían el balón pero tristeza en la camiseta, falta de ideas y se hundían en la defensa rojiblanca. Mientras tanto, el ATLETI seguía a lo suyo. Pudo marcar el segundo a balón parado pero las revoluciones de Tiago mandaron el cabezazo por encima del larguero. Otra más tuvo el ATLÉTICO DE MADRID pero prefirió llegar al descanso a su estilo, dejando el partido para el sufrimiento. No matar tan pronto que sino los atléticos no tendrían su dosis de sufrimiento.

Otros años, el 0-1 no iba a ser suficiente, los que visten como las novias marcarían, remontarían y el escudo atlético volvería a menguar. Pero esta vez no se iba a permitir eso. Vuelta a lo mismo, misma táctica y 45 minutos menos para hacer realidad lo soñado. Disciplina, amor propio y sufrimiento. Con Arda y Koke lanzando los contraataques, Tiago y Gabi ahogando a los de blanco y Diego Costa sodomizando a la defensa rival, todo parecía más cerca.

Foto: mundodeportivo.com
Tuvo cerca Diego Costa su segundo gol en otro mano a mano, pero quiso dejar el final para el suspense. No se podía acabar con la maldición en Liga sin sufrir. Sería menos triunfo. Koke pensó lo mismo y estrelló el balón al larguero. Morata tuvo el empate en un tijeretazo (vaya, como Mariano Rajoy) pero Courtois es uno de los que sujeta el madroño y no iba dejar que lo talasen. Esa fue la única ocasión que tuvieron, no tuvieron amor propio y el ATLÉTICO DE MADRID les venció en su campo.


El partido llegó a su fin, el sueño se hizo realidad, lo soñado por el chaval de 20 años que escribe estas líneas se hizo realidad. Diez años atrás, el mismo que escribe veía a los suyos perder en el mismo campo que el 17 de Mayo de 2013 no paraba de sonreír de alegría. Perder con camisetas con publicidad hollywoodense, con camisetas centenarias, con camisetas sin publicidad pero esta vez eran los mismos colores pero distinta camiseta. Una camiseta que no mengua, una camiseta viva y una camiseta llevada por unos jugadores que luchan por lo que llevan en el pecho y en el cuello, por el ATLÉTICO DE MADRID.  

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