Aire fresco para el Barça

Volvía la Champions y los fantasmas del fin de ciclo acechaban para este Barça (de nuevo). Nuevo examen y ante un equipo inferior, por lo tanto más problemas para el equipo de Guardiola, porque está demostrado que los equipos “inferiores” tienen tomada la medida al Barcelona, sobretodo cuando al Barça le toca jugar fuera de casa. ¿El secreto de ganar y dar un susto a este equipo? sencillo, atrincherarse y salir a la contra cuando hay pocos efectivos culés en defensa (y más con un Pique en baja forma). Con la lección aprendida, faltaba ponerla en práctica y así salió el Leverkusen. Atrincherado, con dos líneas defensivas de cinco efectivos y sin dejar espacios (tenían la primera parte del plan aprendido, les faltó la segunda parte, matar a la contra).

El Barça dormía al rival y con poca profundidad, dormía también al espectador. Pocas ocasiones en los primeros minutos de partido. Hasta que una fisura en la defensa germana provocó lo inevitable, la contra culé y el posterior gol del chileno Alexis Sánchez. Un espacio, un gol.

Y hasta aquí puedo leer de esta primera parte, porque no dio más de sí.
Sin Xavi y con un Iniesta tocado, Messi cogió el protagonismo y en la segunda parte se vio.
Empezada la segunda parte, los alemanes salieron de sus trincheras y el el fuego abierto comenzó. Sucesión de golpes y gol alemán, tras error defensivo (esa falta de intensidad defensiva, mata al Barça).

Todo hay que decirlo, ese “atrevimiento” germano dio vidilla al partido, así que gracias Bayern.
Espacios y más espacios, Messi y más Messi. Leo baja a recibir, Leo avanza y Leo crea peligro y así toda la segunda parte.

Con espacios el Barça es letal y Cesc confirmó esa afirmación, defensa adelantada, desmarque de Alexis, pase milimétrico de Cesc y nuevo gol del chileno.
Dos espacios y dos goles.
Lo restante de partido, como toda la segunda parte, Messi campando a sus anchas y provocando sustos al corazón alemán. Y como todo esfuerzo, tiene su recompensa. Avanza Leo, pasa a Alves y devuelve al argentino para marcar el tercero.

Un gol que da tranquilidad al cuadro culé, para la vuelta.
Un gol que sentencia la eliminatoria y disipa (levemente) los fantasmas provocados. Visto para sentencia.